lunes

Lo siento.

Luces, gritos, aplausos, sudor. La atmósfera que me rodea está sobrecargada de todas esas cosas. Paro un momento, recorro las caras que expectantes miran hacia arriba. No busco nada en particular y, sin embargo, te veo claramente, allí sentada, riéndote, una imagen que hacía años que no veía. Sonrío, levanto la mano para saludar y con el brazo a medio camino la realidad golpea mi exhausta mente. ¿Qué estoy haciendo? Me pregunto, y disimulo el gesto con un tímido guiño. Aparto todos los pensamientos de mi mente.

Ahora lo veo todo más claro, como si de una mala jugada del destino se tratara. Veo lo egoísta que he sido, lo idiota, incluso lo inocente. Las imágenes y los recuerdos se escapan de sus archivos. Veo las tardes, las charlas. Miro a los ojos a ese pequeño cobarde que no sabe nada de la vida todavía pero que piensa que es todo un experto. Te falta mucho por vivir. Levanta y díselo, deja de imaginar todas las posibilidades, deja de imaginar que el mundo gira sobre tu cabeza y piensa en todo lo que te rodea. De esta forma conseguirás sobrevivir. Sobrevivir para que llegado el punto puedas enmendar tus errores.

Se que ya es demasiado tarde, se que ya todo terminó, pero necesito sacar esta culpa que me corroe por dentro fuera de mi mente. Y decirte que lo siento, que nunca quise herirte y que si no lo entendí fue porque no presté la suficiente atención. Si tan solo hubiera dicho algo aquella noche. Pero no tiene sentido preocuparse por eso ahora.

Tan solo espero que puedas perdonarme.

No hay comentarios: