lunes

Lo siento.

Luces, gritos, aplausos, sudor. La atmósfera que me rodea está sobrecargada de todas esas cosas. Paro un momento, recorro las caras que expectantes miran hacia arriba. No busco nada en particular y, sin embargo, te veo claramente, allí sentada, riéndote, una imagen que hacía años que no veía. Sonrío, levanto la mano para saludar y con el brazo a medio camino la realidad golpea mi exhausta mente. ¿Qué estoy haciendo? Me pregunto, y disimulo el gesto con un tímido guiño. Aparto todos los pensamientos de mi mente.

Ahora lo veo todo más claro, como si de una mala jugada del destino se tratara. Veo lo egoísta que he sido, lo idiota, incluso lo inocente. Las imágenes y los recuerdos se escapan de sus archivos. Veo las tardes, las charlas. Miro a los ojos a ese pequeño cobarde que no sabe nada de la vida todavía pero que piensa que es todo un experto. Te falta mucho por vivir. Levanta y díselo, deja de imaginar todas las posibilidades, deja de imaginar que el mundo gira sobre tu cabeza y piensa en todo lo que te rodea. De esta forma conseguirás sobrevivir. Sobrevivir para que llegado el punto puedas enmendar tus errores.

Se que ya es demasiado tarde, se que ya todo terminó, pero necesito sacar esta culpa que me corroe por dentro fuera de mi mente. Y decirte que lo siento, que nunca quise herirte y que si no lo entendí fue porque no presté la suficiente atención. Si tan solo hubiera dicho algo aquella noche. Pero no tiene sentido preocuparse por eso ahora.

Tan solo espero que puedas perdonarme.

Nunca.

Otro año perdido, otra época vacía. Miro al futuro y no lo veo tan claro como cuando estás a mi lado y me dices que todo va a salir bien, que todo saldrá como lo planeamos.

Nunca podré cumplir tus expectativas, nunca estaré a la altura de las circunstancias. Todo lo que quieres, todo lo que deseas. Dudo que las manos de un tipo como yo puedan traerte un pedazo de la luna. Tu infelicidad se cimentará en la inutilidad de un hombre. Abandóname antes de que sea demasiado tarde y malgastemos la vida.

¿Eres feliz conmigo?

Si es así dame tu mano, cierra los ojos y deja que nuestros latidos se sincronicen, llevándonos hasta ese futuro que planeamos, disfruta este simple momento, todo se complicará de ahora en adelante.

¿Por qué no podemos simplemente vivir?

Nunca estaré a la altura de lo que esperas. Pero mientras seas feliz y sigas sonriéndome de esa forma te prometo que nunca, nunca, dejaré de intentarlo.

jueves

El final

Se acerca el final de otro año, y que raro es el tiempo. El año pasado el curso y todo lo demás parecía eterno, sin embargo estos nueve meses han pasado como un suspiro y por mi vida a pasado tanta gente, que posiblemente no vuelva a ver, que tengo miedo. Tengo miedo a que toda mi vida se resuma a esto y que el tiempo experimente un acelerón y me deje atrás., anclado en los recuerdos de aquella noche, nadando en el brillo de la luna reflejado en tus ojos.

La vida es demasiado corta para vivirla, tantas cosas por hacer, tantos lugares por visitar, tantas melodías que componer... Y el tiempo solo acelera su paso.

¿Dónde estaba el día antes de conocerte?
No lo recuerdo, sin embargo, recuerdo con claridad cada momento en el que pude verte.

martes

Derrumbe

Última entrada del diario de asedio.

Silencio. Al fin todo parece haber acabado. No recuerdo cuándo fue la última vez que oí el susurro del viento entre las rendijas de la madera de mi cuarto.

Estos últimos días han sido un caos, desde el comienzo de mis sospechas, hasta la marcha de las tropas enemigas, pasando por la aniquilación de esta fortaleza que el Rey, nuestro señor que por muchos años reine, me encomendará 2 años atrás.

Me he visto relegado al papel de rata escurridiza, ¿Dónde está el honor que antaño tuviera? Desapareció junto con mi valor el día que vi las murallas caer bajo el fuego. Como soldado mi cuerpo no fue entrenado para esconderme ni para acechar en la oscuridad, pero gracias a que conozco el interior de estas murallas... o lo que solía serlo pude sobrevivir hasta poder escribir esta entrada en mi diario.

Encerrado en aquel cubículo, hace mucho que no como, ni bebo nada en condiciones. La ausencia de luz solar me ha dado un aspecto fantasmagórico, al igual que el de toda la fortaleza, avivado por mi decrépito aspecto físico. No soporto más esta situación, estoy rodeado de cadáveres y ruinas. Lloro todas las noches recordando lo que antaño fuera una de nuestras mayores resistencias. ¿Qué ha sido de su esplendor y opulencia? Perdidos todos por un mal presentimiento. Los muertos me observan con una mirada acusadora, pues saben que su estado es todo culpa mía; y desean que me una a ellos para poder poner en orden todos sus rencores.

Parece que las lágrimas vuelven a emborronar mis escritos, sé que el momento llegó desde hace tiempo, pero no he tenido fuerzas para afrontarlo. Los ojos de la fortaleza están vueltos hacia mí y las pesadillas afloran mi mente incluso cuando no estoy dormido. Me volveré loco, si es que no lo estoy ya.

Me disculpo ante nuestro señor, al que he defraudado de mil y una maneras.

Me encomiendo a los dioses para que no se apiaden del alma de uno que supuso la muerte de muchos otros.

Lloro por los recuerdos perdidos.

Descanso porque al fin, todo parece haber acabado.

Vectores

Fuera de línea, este mundo está apagado y fuera de línea. Estoy rodeado por un ambiente gris y la única luz que puedo vislumbrar es la que reside en mí.

¿Por qué yo?

Yo, que siempre he vagado a través de la más completa oscuridad, luchando contra obstáculos y pesadillas. Yo, que una sola palabra escupida por la boca de la persona correcta puede hacer que mi mundo se derrumbe hasta el anillo del infierno reservado para los soñadores.

Pero es extraño, una sensación cálida en mi alma, como la que evocan los recuerdos del atardecer, como la que siento al perderme en el fondo de sus ojos.

Y se desvanece, las lágrimas que caen mojan la tinta y empañan la visión de aquellos que piensan. Sólo recuerda esto, nada tiene sentido, nada es real.

Hasta que no exista ningún final

Tumbado, la arena se cuela por todas las rendijas de mi ropa. Sobre mí, un cielo infestado de estrellas. De repente, una melodía se abre camino por mi mente. ¿De dónde proviene? El pequeño altavoz de un móvil es el responsable de emitir esos acordes que quedan suspendidos en el aire por, lo que parece, una eternidad. Cierro los ojos. El sonido me envuelve totalmente, no existe nada más alrededor.

Sin avisar, depositan ese pequeño aparato en mi pecho, justo encima del corazón. Siento las vibraciones con todo mi cuerpo, el chorus de la guitarra comienza a calentar mi interior y mis ojos se llenan de lágrimas. Todo vuelve a mí en forma de imágenes, diapositivas de un pasado que nunca debo olvidar.

Desde el principio hasta el fin has estado presente. Desde que renací al mirarte a los ojos. Desde que mi vida comenzó a existir. Pasan, sin pausa pero sin prisa por mi mente. Buscarte, mirarte e incluso temerte. Cada sensación la vuelvo a sentir como el primer día.

La canción parece haber durado todos estos años, pero ya distingo sus acordes finales. Y tal y como empezó, la última nota distorsionada queda suspendida en el aire envuelta en una estela de colores cálidos. El pequeño reproductor absorbe todo el calor que me había infundido a través de su altavoz y dos lágrimas caen sobre la fría arena de la noche.

Sólo puedo pensar en una cosa y tengo un mal presentimiento. Así que prométeme una cosa. Que estaremos juntos, juntos siempre, hasta que no exista ningún final.

viernes

Un día de estos

La niebla que me rodea nubla todos mis sentidos. Un atardecer rojizo colorea de amarillo mi alrededor.

Cientos de tumbas se acumulan bajos mis pies. Cientos de nombres olvidados por el paso del tiempo. Puedo sentirlos a todos llamándome desde la penumbra de la eternidad.

Ansiedad.

No puedo morir, no ahora. Yo mismo he construido las cadenas que me atan a esta tierra. Corro, atravieso los pasajes de mi mente con la esperanza de encontrar un refugio pero solo encuentro desesperación. La Muerte en una de sus formas se ríe de mí con la cara ensangrentada.

Y solo puedo correr. De las tumbas comienzan a alzarse sus habitantes, cientos de nombres, cientos de vidas, que llegado su momento han decidido expirar. Me siguen, sólo quieren mi existencia; y en el momento en que sea como ellos, podrán descansar. Miro hacia el frente. Niebla. Corro hacia el interior. Silencio.

Un día de estos, tu corazón dejará de latir y entonces, todo tendrá sentido.